Una de las cosas que más suelen sorprender a las personas ajenas al spinning es el trabajo que hay detrás de cada una de las sesiones. Planificar la sesión, elegir la música, realizar las mezclas... El trabajo de los instructores de spinning no comienza ni termina encima de la bicicleta.
Y es que las sesiones de ejercicio aeróbico, pero muy especialmente las sesiones de spinning no se improvisan. En las sesiones cada movimiento y cada cambio de ritmo debe tener un objetivo concreto, y se debe realizar por y para llegar a un fin.
Contrariamente a la creencia popular, realizar una clase de spinning no consiste en subirse a la bicicleta y dar pedales, ni para el instructor ni para los alumnos. Muchas otras variantes entran en juego en este completo deporte: correcta alineación postural, activación abdominal, ritmo y cadencia... Por supuesto, dar pedales es la parte más importante, pero saber hacerlo correctamente y para llegar a un objetivo concreto puede ser aún más importante.Cuando tenemos claro qué queremos trabajar y cómo lo haremos, es hora de la parte más divertida (al menos para mí): ¡mezclar la música! Conviene disponer de una biblioteca musical bastante extensa, con géneros y cadencias variadas que nos permitan realizar todo tipo de entrenamientos. Aunque siempre se tira más por un tipo de música concreto, es buena idea intentar incluir mezclas variadas para que todo el mundo pueda disfrutar de la sesión.
Lo más importante no es poner la canción más de moda en la radio, sino que ésta se adecúe a los objetivos que queremos alcanzar. Debemos conocer los BPM de cada tema (que viene a ser la cadencia del pedaleo) y, si puede ser, el tono de los mismos para usar tonos similares en mezclas adyacentes.
Las subidas y bajadas en la cadencia del pedaleo deben ser graduales y responder a un fin concreto. Esto también nos facilitará la vida a la hora de mezclar los temas, lo cual será más sencillo con BPM similares.